Los grupos de apoyo físicos pueden pasar al nivel virtual. Son claves los objetivos en común y el soporte emocional.
Laura y Armando cumplieron un año saliendo -literalmente- como amigos. Ella no quería aceptarlo, pero había empezado a amar a ese cómplice y compañero de amenas conversaciones que se extendían hasta casi el amanecer. Esa pareja necesitaba ayuda. WhatsApp lo fue.
Laura a sus 25 años tenía el defecto de ser bastante distraída, no había reconocido los sutiles coqueteos de Armando, y no creía posible que él también se hubiese enamorado de ella.
Cuando todo parecía colapsar, al menos dentro de su cabeza, la joven contadora pidió ayuda a sus amigas de toda la vida. Resumió la historia que transcurrió durante un año, en apenas cinco mensajes, tres escritos y dos en audios.
Un objetivo en común
Fue así que se les ocurrió crear el grupo "Desperate in Love", con cuatro integrantes, todas ellas mujeres. Laura recuerda muy bien el primer consejo: "Tienes que darle señales, dale indicios de que te gusta".
El chat grupal se convirtió en un "manual de supervivencia", en una guía con las respuestas que ella -sin asesoría- no hubiese podido dar. Otro consejo muy valioso y que en definitiva la empujó a evidenciar más sus sentimientos fue: "¡arriésgate!".
Pero las dudas se apoderaron de Laura, pensaba que estaba creando historias románticas en su cabeza y que Armando no la veía más que como una amiga. Entonces llegó otro consejo: "no supongas nada, pregúntale".
En medio de estas instrucciones, que se alternaban con bromas y experiencias vividas por sus amigas, Laura comenzó a darse cuenta que estaba aprendiendo mucho, y cosas que antes no veía se le hacían evidentes. Empezó a detectar que Armando siempre tenía detalles con ella, sacaba cualquier excusa para alargar las caminatas y conversaciones. Le encantaba hacerla reír, y en varias oportunidades le había preguntado qué opinaba de él, qué debía mejorar y le contaba sobre sus metas.
Hasta este punto, tanto Laura como sus tres amigas sacaron algunas conclusiones: "Desperate in Love", tenía el objetivo claro de resolver las dudas en el amor, todas aportaban sus conocimientos, intercambiaban consejos, compartían incluso artículos de especialistas en relaciones de pareja o estudios sobre el amor. De cuando en cuando también enviaban canciones que parecían contar los capítulos de este romance en camino.
A la protagonista de esta historia se le ocurrió agregar al chat a Paul, un amigo que vive en Argentina y que era una suerte de gurú en temas de pareja. Él, mejor que un terapeuta, conocía de la ingenuidad e inexperiencia de Laura. Fue un súper aporte, porque él descifraba códigos que -al parecer- solo entienden los hombres.
Luego de casi un mes de mensajes por WhatsApp, se logró el final feliz por el que todos habían unido fuerzas. Llegó el día en que todo fluyó, Laura y Armando por fin sinceraron sus sentimientos, en medio de esas largas conversaciones que a ellos les hacía perder la noción del tiempo.
Una herramienta 2.0: Qué dicen los especialistas
Todo lo antes descrito es una elección y un aprovechamiento inteligente de las redes sociales. "Es poner a nivel informático lo que en psicología se llama grupos de apoyo. Aquí en Perú no se usa tanto, pero en otros países hay grupos de papás con niños enfermos o grupos de diabéticos, son chats con personas que tienen la misma dificultad y entre ellas se apoyan. Es muy valioso porque te conectan con las personas adecuadas, que te ayudan a mejorar o te dan soporte emocional", explica la psicóloga clínica Teresa Pacheco.
De acuerdo a la especialista, los grupos en WhatsApp o Facebook tienen un valor agregado. "Los grupos físicos de apoyo te circunscriben a un lugar, por ejemplo Lima, en cambio a través de internet esos chats no tienen fronteras, porque se puede incluir a gente que está en cualquier parte del mundo".
Además, una plataforma como WhatsApp permite una comunicación inmediata, como ocurrió con Laura. Ella recuerda la vez que iba apretada en el bus camino a verse con Armando, el tráfico demoraba el encuentro, así que aprovechó para pedir consejos a sus confidentes. Llegó más relajada a la cita.
Para el psicólogo Christian Martínez los grupos de WhatsApp son sumamente dinámicos y prácticos. En un artículo anterior nos explicó sobre los pros y contras de que los padres de familias utilicen esta herramienta.
Pero Martínez advierte que estar las 24 horas del día pendiente del chat puede llegar a saturarnos; si eso ocurre, hay que saber poner un límite o evaluar si es hora de dejar ese espacio. No olvide que nada nos ata y tenemos las opciones de "silenciar las notificaciones" o "salir del grupo".
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