En esta situación es importante hablar de lo ocurrido con personas de confianza y compartir las emociones, darse tiempo para el desahogo, por ejemplo a través del llanto, y rezar.
El duelo es como un túnel del cual, en algún momento, la persona va a salir. Con esa idea, Héctor Figueroa, jefe pastoral de la Misión Cementerio Católico Parque del Recuerdo, explica que todo duelo es un proceso y cada familia lo vive de forma personal.
“Con la muerte de un ser querido ocurre una crisis en la familia, cambios en los estados de ánimo y en las relaciones. La familia tiende a aislarse”, explicó Figueroa.
Asimismo dijo que esta situación es un proceso que puede durar entre 6 y 12 meses en promedio.
Para el experto, el duelo tiene varias etapas: La persona se conmueve con la muerte del ser querido, niega la situación (lo que hace difícil el trato con otras personas), hay una sensación de culpa, enojo y tristeza, en algunos casos depresión, y finalmente llega la aceptación.
En estos casos, Figueroa precisó que es necesario aprender a desapegarse del difunto, no permitir que el proyecto personal que uno tiene planeado se trunque, y es importante que la persona se perdone a sí misma por lo que no hizo con el ser querido fallecido.
Finalmente, señaló cómo la fe ayuda a superar la pérdida de un ser querido. “La oración y las visitas a los seres queridos en los cementerios es una ocasión importante de rezar y encontrarse con estas personas”, indicó.
Explicó la importancia de creer en la vida eterna para aceptar la muerte del familiar y la propia. “Así como la muerte ha llegado al ser querido, hay que entende que a uno también le va a llegar. Estos comentarios son positivos en la persona y los ayuda bastante en la aceptación”, dijo.
Consejos prácticos que ayudan en el duelo
- Eximirse de responsabilidades mayores
- Tener paciencia con uno mismo
- Hablar de lo ocurrido con personas de confianza y compartir las emociones
- Procurar momentos gratificantes, constructivos, que brinden paz y ayuden en el proceso, como por ejemplo ir al campo, a la playa, etcétera.
- Darse tiempo para el desahogo, por ejemplo a través del llanto.
- Rezar
- Darle un sentido de trascendencia y esperanza a lo ocurrido.
- Comer y descansar lo necesario
¿Qué no ayuda en el duelo?
- Aislarse y rechazar la ayuda de terceros.
- Victimizarse
- Sentirse culpable y desleal con el difunto.
- Imponerse actitudes de falsa fortaleza. Diciendo: “No me afecta que mi familiar haya fallecido”, etcétera.
- Deshacerse de recuerdos (fotos, cartas, etcétera), pues se está negando una realidad.
- Querer reemplazar a la persona que ha partido, como tener un hijo nuevo, casándose, etcétera.
- Idealizar al difunto, es decir, no reconocer que lo que hizo estuvo bien o mal.
- Recurrir al alcohol, fármacos o drogas o cualquier otro medio de fuga de la realidad
- No compararse con personas que viven el duelo de otro modo. Casa uno tiene su etapa. Es un momento muy personal.
Úrsula Delgado Nachtigall
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