La psicología de masas nos explica cómo podemos canalizar emociones positivas transitorias, y emprender grandes tareas para el bien de una colectividad.
Ahí donde yo veo lodo y desmonte, un poblador de Piura ve una oportunidad. Claro, la tarea será ardua, pero -a fuerza- se abre paso a un nuevo comienzo. La motivación es importante, por ejemplo, el triunfo de la selección peruana de fútbol frente a su similar de Uruguay hace que se mantenga vivo el sueño de llegar al Mundial Rusia 2018, y desde la psicología de masas podemos aprender a canalizar esta sensación de "poder" colectivo, para emprender el largo camino de la reconstrucción del país tras los duros efectos de El Niño costero.
"Este triunfo es para todos los peruanos, el equipo se saca la mugre para darle alegrías a todo este país", declaró el delantero Paolo Guerrero, figura del partido disputado anoche en el Estadio Nacional, a manera de mensaje dirigido a los damnificados por las lluvias, inundaciones y huaicos.
Si más peruanos amanecieron con mejor ánimo, fue porque en algo contribuyó el sentir que hemos ganado en la cancha. Los estragos del azote de la naturaleza todavía permanecen, pero hay un buen sabor de boca y las mentes de quienes presenciaron, vieron u oyeron el partido se despejaron al menos durante los 90 minutos de juego.
Renace la esperanza
Lo real es que esta carga de emociones positivas es transitoria, está en nosotros sacarle ventaja. El doctor Elmer Huerta, asesor médico de RPP Noticias, destaca el efecto contagioso que estudia la psicología de masas, porque en actos multitudinarios como un partido de fútbol o una manifestación en la calle, deja de funcionar el 'yo'. "El individuo es distinto cuando está en una masa, adquiere un alma colectiva por la cual piensa y siente de manera distinta a que si lo hiciera de forma aislada. Lo heterogéneo se vuelve homogéneo".
Según explica el especialista hay algunas propiedades de ese actuar masivo, del cual podemos sacar algunas oportunidades para la resolución de nuestros problemas vigentes como país:
1. En la masa, el individuo adquiere un sentimiento de poder invencible. "Debido a que es anónimo, desaparece la responsabilidad individual y se exteriorizan las emociones inconscientes que se reprimen cuando uno está aislado".
2. Hay un contagio de sentimientos y actos, en los que el interés personal se reemplaza por el de la colectividad. "La masa es impulsiva, guiada por el inconsciente, no tiene voluntad ni soporta dilatar la satisfacción de las necesidades (Por ejemplo, quiere otro gol, siente que podemos lograrlo), es omnipotente, porque cree que todo es posible de hacer para el individuo que está en la masa, lo improbable no existe".
"Debemos aprovechar estos sentimientos positivos originaros como consecuencia de haber estado en la masa (a propósito del triunfo frente a Uruguay), sentirnos omnipotentes, que sí podemos reconstruir el país, sentirnos invencibles, que sí podemos salir adelante, y que podemos reemplazar el interés personal por el interés de la sociedad", argumenta Huerta.
Advierte el peligro
Cuando el comportamiento en masa se vuelve negativo, existe el riesgo de un desborde de violencia, por citar el caso del fútbol y los actos vandálicos producto de un insano fanatismo y la extrema rivalidad hacia el equipo contrario.
Huerta además anota la posibilidad de una manipulación colectiva, porque "la masa es influenciable, voluble e inducible". Recordemos los psicosociales de la propaganda nazi para influir a las masas a través de los medios sociales.
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